Trove, trove Amiguito!!

31.03.2008 11:08

 

 

Son las 11 de la mañana y por la cancha de la iguaná se ven dos niños 8 y 10 años; con chanclas, jeans mochos hasta la rodillas, ojos tristes y con la cara cicatrizada y cansados van corriendo porque los cogió la tarde para ir a trabajar.

 

Se detienen para pedir a un grupo de jóvenes un paquete de papitas que uno de ellos les había prometido. “yo voy a esperar porque tengo mucha hambre y no he desayunado” expresa Andrés, el mayor de tres hermanos e hijo de una viuda que bajo la mentira piadosa de “me lo regaló la vecina”, explica a su mamá de dónde saco la comida y la plata que lleva a su casa. Mientras que Oscar observa curiosamente lo que hacen los muchachos de la cancha.

 

Su lugar de trabajo es el semáforo que sube por la universidad Nacional, ellos aprovechan cada tres minutos parte de la tarde y la noche para trovarles a los conductores que esperan a que la luz pase a verde. Con esto ellos ganan con que comprar algo para comer y para gastar en la escuela en la que estudian porque les gusta estar en este lugar y además “no nos queremos quedar brutos ni coger ningún vicio porque tenemos que darle ejemplo a los hermanitos”, manifiestan los dos niños que a su corta edad ya conocen los peligros de la calle porque les ha tocado casi vivir en ella.

 

En sus ojos se refleja el sufrimiento causado por la falta de su papá y por que a su corta edad no piensan mucho en los juegos que nos divertían a nosotros como escondidas o “bolas” ya que sienten la responsabilidad de colaborar en sus casas y ser el ejemplo de sus hermanitos que como ellos lo dicen “hasta les tocará trabajar como nosotros” y porque deben asumir el rol de la figura ausente.

 

Al escucharlos hablar uno se da cuenta de cómo les ha tocado madurar a la fuerza, inventarse la forma para poder subsistir y que las mamás no se den cuenta de qué realmente hacen cuando dicen que se van a jugar y que la vida no los ha favorecido tanto como a alguien que no tiene que hacer un gran esfuerzo para conseguir lo que quieren.

 

 

Media hora después llega su anhelado paquete de papitas, ellos al ver a quien se las iba a dar salieron corriendo, las reciben y se retiran practicando lo que hoy van a trovar para no perder mas el tiempo y poder recoger algo de plata para llevar a la escuela y desayunar.

 

 Y en medio del sol picante, se ven los dos niños corriendo y cantando algo como “que muchacha tan bonita la que viene en este carro….” Y queda comprobado una vez más la situación que vive la niñez de uno de los tantos barrios pobres de Medellín.

Medellín- Colombia © 2008 All rights reserved.

Haz tu web gratisWebnode